Hasta finales del siglo V a.n.e. los colonos griegos del sur de Italia im-portaban la cerámica de figuras rojas de Atenas, pero la derrota ateniense en la Guerra del Peloponeso determinó tanto la pérdida de sus mercados como el declinar de la producción de ceramos, que fueron perdiendo calidad. Por ello los pobladores griegos de la Magna Grecia comenzaron a producir su propia cerámica, siguiendo los modelos tradicionales griegos de los cuales se diferenciaban muy poco. Pos-teriormente adquirieron su carácter par-ticular en los estilos de Apulia, Lu-cania, Campania, Sicilia y Paestum. Una de las formas más usuales de la cerámica apuliota son las cráteras de volutas, llamadas así por la forma en que terminan sus asas, y que casi siempre alcanzan dimensiones monumentales con una de-coración de diseños florales muy ela-borados y una iconografía vinculada al tema funerario. En el centro de la composición de nuestra crátera aparece una mujer sentada tocando una cítara o instrumento de cuerda, en el interior de un naisco o templete con columnas jónicas. Tema similar al de las estelas funerarias áticas, se trata de una escena de des-pedida donde esta figura femenina recibe el homenaje de un joven que se acerca con una corona de flores, y de una mu-chacha portadora de un fiale para una libación.